PREGUNTAS INFANTILES
Preguntas infinitas…
¿Podrías darte por vencido de que siempre hay una respuesta correcta?
Tenemos desde niños esta sabiduría de preguntar todo, de adultos tenemos el punto de vista de que se pregunta para obtener una respuesta, o que cuando te preguntan has de dar una respuesta (y la indicada).
¿Qué tal que no es así, qué tal que hay millones de respuestas?
De niño, seguramente preguntabas cosas todo el tiempo , probablemente de adulto lo hagas también, sólo que ahora esperas una respuesta y de niño gozabas desde el simple hecho de tener curiosidad.
Sabemos, desde la filosofía, el método socrático, en la psicología, en técnicas de meditación y sanación, etc, que hacer preguntas, es una puerta a la conciencia, a ese saber que ya tenemos y podemos acceder.
Aún así, insistimos en tener respuestas, para alguien más o insistimos en que alguien más tiene esa respuesta y parece que lo que buscamos son respuestas, cuando nuestra búsqueda es aún más por ese asombro, esa curiosidad, ese motor que arranca la pregunta…
¿Qué tal que insistiéramos en hacer preguntas en lugar de insistir en respuestas?
Imagina que hubieras sido ese niño o niña al que nunca le juzgaron por hacer preguntas, al que le recibían sus preguntas con asombro y curiosidad, al que le dijeran que de seguir preguntando podría encontrar respuestas y si seguías preguntando podrías encontrar más y más respuestas y más y más preguntas y más preguntas…
¿Cómo hubiera sido tu vida si no te hubieran dado tantas respuestas, fórmulas y cosas dadas por sentado?
¿Cómo hubiera sido tu vida de haber sabido que estaba bien preguntar y es más, que preguntar como hacías, era realmente genial?
¿No crees que el mundo sería distinto si estuviéramos en esa expansión del saber, de preguntar, de no comprarnos una respuesta y por supuesto no comprarnos eso de que no sabemos nada y nos lo tienen que decir o responder los demás (alguien o algo más) y que ahí se acaba el asunto?
¿Sería un mundo más divertido? ¿Serías, tal vez, incansable e imparable con lo que buscas en la vida?
¿Qué tal que podemos enseñar eso a todos los niños? ¿Qué tal que podemos volver junto con ellos a hacer preguntas sin necesitar o esperar UNA RESPUESTA CORRECTA?
¿Qué tal que, de hecho, está bien no tener una respuesta o LA respuesta?
¡Abramos esa puerta a la conciencia y arranquemos ese motor!