Por: LakUlasana

Alguna vez me dijeron que cuando alguien muere, uno debe llorar; que cuando uno da a luz un hijo, el amor es inmediato; que cuando te dicen que tienes una enfermedad terminal, no sanarás.

Pues este es mi cuento al revés, ese que me ha contado la vida misma y que mis ojos y corazón han elegido observar. En el medio de cada experiencia, el hada madrina que sale a mis respuestas, es la conciencia. Esa que se alimenta cada día, que se acaricia en una oración, en un espacio de silencio, en un abrazo presente, en las palabras de aliento de un conocido, en el Dharma que compartes a otros para que también despierten.

Así que aquí te van algunos consejos para que la próxima vez que sientas que el corazón se te parte en mil pedazos puedas ver más allá del dolor y lo que realmente hay para ti.

Ese momento, donde sabes que has perdido alguien que amas, en ese instante donde el vacío se apodera de ti y sientes que no puedes lograrlo, respira, abre tus brazos y recibe con amor el dolor que llega, escúchalo, acarícialo y escucha la paz en ello. Cada vez que te duela ama tu dolor y ahí estará la conciencia para trasformarlo todo en gratitud. Si no me lo crees inténtalo.
Si por el contrario estás recibiendo la vida de alguien amado, abre tus ojos y olvida lo que habías creído y definido sobre el amor. Es tiempo ahora de recibir toda esa explosión de alegría y dicha. Si lloras es más por bendición de estar frente a la prueba de que cada segundo se crea, tú creas. Deja que ese nuevo ser y tú se empapen de pura y total alegría. Ya después vendrá el amor… ese que se construye con la interacción y en la libertad de cómo quiera crecer en esa nueva relación.
Y si ahora, en este momento estás enfermo y todos te han dicho que no tienes cura; tienes la oportunidad de ir puerta por puerta de cada juicio sobre tu salud y recoger tu poder, tu luz. Pasa más tiempo contigo, en silencio descubriendo cómo ese amor te dice que todo es favorable y está en perfecta armonía. Encuentra tus medicinas internas, revisa tus emociones, hazte responsable de ellas en completa humildad y amor. Elige sanar de corazón. Pese a la opinión de los demás, encuentra tu propia definición de tu salud y si en ellas tu cuerpo aún quiere ser parte invítalo y si no, entonces emprende el camino para encontrar el mejor canal para manifestar tu bienestar: Se libre, suelta y empieza de nuevo; tal vez en otro cuerpo, o en otra dimensión, pero nunca dejes de creer y crear libertad.
La vida no tiene sentido, hasta que eliges amar todas tus experiencias sin esperar que sean buenas o malas y en ello encontrarás la paz y gratitud de vivir la vida y gozar por la oportunidad de estar aquí.