Por: LakUlasana

Tal vez toda mi vida me he dirigido a este mismo sitio; pero de forma consciente puedo decir que desde hace 9 años he podido ver sus frutos.
Hace un par de días terminé una meditación que había dejado en tintero por mucho tiempo.

Este viaje me llevó un año de contemplación. Se trata acerca de cómo vivir y aceptarte en simplicidad en tu día a día; bendiciendo en lugar de quejarte por cada cosa que no resulta como lo esperabas.

Así que este camino “siddhi” ha estado repleto de experiencias que me han hecho rendirme y apreciar la belleza del no juicio, de las no palabras, excusas, culpas, expectativas y deseos incumplidos.
Todo este espacio que ocupaba para sentirme en un “nunca es suficiente” ahora se torna silencioso, apacible, reconfortante.

Sólo ahí puedo encontrar esa fuerza que me hace significar y experimentar a la “severidad”.
Desde este lugar que hoy ocupo la veo majestuosa, posible, satisfactoria.

Rompiendo mis viejas ideas, ya no tengo miedo a vivir con ella. SER SEVERA me recuerda cada día, a dirigir mi atención a lo importante, a cuidarme, a no mentirme, a no ceder todo este amor que soy a la primera ilusión que fabrico para evadir el dolor y dejar de ser responsable.

Hoy estoy en mi severidad con confianza, en fé y alegría. Tengo sólo hoy para hacer que esta vida sea la mejor que jamás haya tenido en todos los tiempos. Tengo sólo hoy la oportunidad de compartir y transmitir con mi ser a otros, la posibilidad de ser libre y severo al mismo tiempo.

Y me río cada vez que pienso, cuándo después de un arduo día y sin gana alguna me sentaba a meditar “palabritas” en sánscrito para cumplir una serie de 10 pasos y ver que sucedía al final, qué ganaría a cambio, cómo me sentiría después de tomar un tiempo para mi cada 24 horas.

Y me río, porque ahora lo veo; en cada momento elegido para meditar estaba esa semilla de disciplina y cuidado para mi, donde no hay distinción entre ser compasiva y severa conmigo.

Cada vez que te sientas harto y cansado de algo en tu vida, respira y contempla que ese pequeño extra que estás dando, hay una posibilidad de amarte y recordarte de todo lo implacable que eres.

Eres más que el hartazgo… eres luz compartiendo en todo, e iluminando a otros para seguir caminando .